¿Será por el increíble viaje de Clemenceau hace unos años? La Asamblea Nacional votó la semana pasada para ratificar una convención internacional (la Convención de Hong Kong) que data de 2009 y regula el desguace de barcos fuera de servicio. Si, como se espera, el Senado hace lo mismo en otoño, Francia será el primer país en comprometerse verdaderamente con esto.
Acusada de enviar el viejo portaaviones relleno de amianto a astilleros indios insuficientemente equipados para procesar este tipo de material peligroso, Francia, señalada por ONG, se vio obligada en 2006 a repatriarlo a aguas territoriales. Finalmente terminará su andadura en un astillero inglés.
El objetivo del Convenio de Hong Kong es facilitar el reciclaje seguro y respetuoso con el medio ambiente de los buques. En particular, obliga a los armadores a proporcionar a los astilleros de desguace una lista de los materiales peligrosos contenidos en el buque antes de que sea destruido y prevé sanciones en caso de infracción de estas disposiciones. La gran mayoría de los barcos viejos todavía se desmantelan en Alang Bay en las costas de India, Bangladesh o incluso China en condiciones desastrosas para los trabajadores involucrados y para el medio ambiente, pero financieramente ventajosas para los armadores.
“Es una convención cargada de buenas intenciones”, subraya el diputado ecologista y ponente del texto, Noël Mamère. “Tiene la particular ventaja de asociar la OMI (Organización Marítima Internacional) y la OIT (Organización Internacional del Trabajo)”, añade. “Este acuerdo representa un progreso”, reconoce por su parte Christine Bossard, de la asociación Robin des Bois, que ha hecho de la vigilancia de los barcos de basura una de sus especialidades.
Sin embargo, pueden pasar muchos años antes de que pueda aplicarse de manera efectiva. Hasta el momento, cinco países lo han firmado: además de Francia, estos son Italia, los Países Bajos, Turquía y San Cristóbal y Nieves. Pero además de la firma (que subraya la intención) debe haber una ratificación que por sí sola implica una obligación legal. Sin embargo, el convenio “solo puede entrar en vigor dos años después de haber sido ratificado por al menos quince países que representan el 40% de la flota mundial y el 3% de las capacidades de reciclaje”, especifica además Noël Mamère. ¡Y, a este nivel, Francia está completamente sola!
Los más pesimistas también recuerdan que esta normativa, que solo se aplicará a los países implicados, excluye por tanto a las embarcaciones que naveguen con bandera de Liberia, Panamá o Tuvalu. Es cierto que el 45 % de los barcos que van a ser desguazados hoy pertenecen a un armador europeo, "pero las tres cuartas partes enarbolan pabellón de otro país", insiste Christine Bossard, "y no es raro que un barco que parte sea desmantelado, cambiando banderas en el camino".
Mientras tanto, Europa debería hacerse cargo. “Pero si ayer estaba considerando una aplicación anticipada de la convención o incluso ampliar las restricciones, hoy ha puesto sus ambiciones en un segundo plano”, lamenta aún la asociación Robin des Bois. Sin embargo, el número de barcos que se desmantelan cada año sigue creciendo. De 300 entre 2004 y 2006, pasaron a 450 a fines de 2008 y ahora son mil.
Fuente del artículo: https://www.kjhg.fr/bijoux/a-step-towards-clean-ship-dismantling/